martes, 13 de octubre de 2015

Un festival donde los organizadores tiran a robarse el show

En Colombia todo lo que puede salir desorganizado, saldrá desorganizado. Es la Ley de Murphy a lo criollo, que especialmente en nuestras industrias culturales se cumple al pie de la letra. Estamos en la era de las cavernas en cuanto a eventos se refiere, quien lo niega. 

Y hay pseudo industrias en las que no puedes particularizar demasiado, pues generalizando rompes menos corazones. Los colombianos somos tan individualistas que sólo nos preocupa salvar nuestro propio culo. El culo de la tribu en general nos importará siempre un culo.

Estoy sentado en el tercer piso de un barco, rodeado de oscuridad y de agua y de otros barcos y de una bahía también, a la distancia. El viento hace ondulaciones sobre la superficie del agua tenuemente.  Hay una brisa suave, muy suave. Una brisa de presagio, como si algo muy grave fuera a ocurrir. En uno de aquellos barcos supuestamente están pasando ES DOMINGO YNTAN. No veo la hora de que se acaben las proyecciones. Me quiero emborrachar. Estoy ansioso por botar corriente y de burlarme de la diabetes que, Víctor Morales, el director del festival, suele ofrecer en sus cocteles. 


Abajo en el primer piso, están pasando una película de John Hendrix, un venerado director de culto, quien promociona su último largometraje. Es caleño. Me gusta hablar con los caleños del cine. La mayoría de ellos son tan sinceros. Me gusta ponerles el tema de los paisas. Suelen desahogarse con respecto a nosotros.

Las luces de los barcos y del skyline guatapense se reflejan en el agua. Por momentos, uno podría pensar que se siente en Miami. Vaya disparate. Creo que necesito otro trago. Vine a este festival con una curiosidad secreta. De alguna manera presiento que me van a atacar. Puede ser de cualquier manera. Desde que Santiago Andrés Gómez me enterró un puñal en el pasado festival de cine de Santa Fe de Antioquia, presiento que cualquier cosa puede pasar. Especialmente en este Festival de Oriente tengo más razones para andar temeroso. Podría subir alguien a este tercer piso y me podría empujar al agua. He oído de muertes terribles en la represa de Guatapé. Me han contado sobre casos de gente que se va al agua y muere electrocutada antes de ahogarse.

En cualquier caso, varios de los organizadores han manifestado públicamente su enemistad para conmigo y es demasiado sospechoso que hayan elegido mi cortometraje dentro de la selección oficial. Puede ser una trampa. Algo huele a conspiración.

Desde que aparecimos seleccionados me pregunto dónde estará la bolita. Espero que la liebre salte en cualquier momento. Mi curiosidad es más fuerte que cualquier halago.

 Bajo por una cerveza al bar del barco y hablo un rato con John Hendrix, mientras un grupo de niños hace malabares con su película. La proyección en estos barcos es bastante deficiente. Seguimos con la manía de sentar a la gente en sillas Rimax. No lo superamos. Luego de 15 o 20 años de festivales en Antioquia, las proyecciones son un insulto a los directores. Pantallas chiquitas, mal enfocadas y con sonido gangoso. 

 Los pobres directores no dicen nada porque seguramente los colombianos estamos acostumbrados a que nos timen en clave de distintas sutilezas. Pero me doy cuenta que esta parte del festival es la sección donde solo importa un poco el haber sido seleccionado y otro poco el agasajo, el venirse a emborrachar y ver universitarias. Otra cosa serán las proyecciones de Rionegro en un cinema de verdad.

 Sin ir muy lejos, hay otros festivales, en el Colombo Americano de Medellín, por ejemplo, adonde importan las películas. Importan porque están bien proyectadas, en una pantalla grande y en un recinto acondicionado. Festivales adonde al público se le trata bien. Conocí muchos festivales así en Estados Unidos: festivales adonde el público importa más que los realizadores y los realizadores importan más que los organizadores. El cine entonces era rey. 


El festival de Cine de Oriente es un festival donde los organizadores quieren robarse el show y el público y los cinéfilos y los videastas quedan relegados a un segundo plano. 

Este no es un festival para venir a ver películas. Es un festival pretexto para ver lucirse a un grupo de intrigadores, lo cual también es válido.  Tal vez la mitad de festivales del mundo sean hechos para eso. Para satisfacer únicamente el ego de alguien. Al final, el objetivo de la cultura siempre se cumple. Se sabe por ejemplo que la CIA financió secretamente la mayoría de festivales de arte del siglo XX nada más para que los artistas hicieran propaganda norteamericana. No hay nada nuevo bajo el sol, quien lo duda. 




  Me derramo, entonces, en elogios para con Chocó. Es una obra maestra. Le pregunto a John Hendrix cuál es la güevonada del cine caleño con los paisas, por qué siempre somos sus antagonistas. Le pregunto sólo por joder, Hendrix se caga de la risa. Jodemos otro rato con eso. Vuelvo y subo a la proa y me pongo a mirar las luces de la costa. Todo volverá a ser como fue. En el camino, me encuentro a uno que se hace llamar sub director del festival. ´´Negro, traeme media de guaro´´, le digo por molestar. ´´Yo no soy mesero´´, me responde. ´´Ya lo sé´´, le digo, ´´Trame una media, dale ´´. 

El tipo se aleja.  Un par de sombras suben detrás de mí y se sientan en las mesas del frente. No las distingo. Les digo algo para escuchar su voz. Necesito saber si vienen de parte de Dios o de parte del Diablo. Arriba hace un cielo estrellado. Alguien ha derramado la vía láctea esta noche. Una de las sombras contesta. Tiene voz de mujer. Se viene con algo alargado hacia mí, no distingo qué es. Podría ser un puñal. (ESTE INFORME CONTINUARÁ) …

jueves, 8 de octubre de 2015

Grandes preguntas

Grandes preguntas. ¿Por qué los cineastas hoy en día no se preocupan más por documentar sus procesos técnicos? ¿Por qué, sobre todos los grandes, los importantes, trabajan en una andanada vertiginosa de realización? Pero no se detienen a reflexionar sobre nuestro momento histórico en cuanto a la técnica.

De Hitchcock, por ejemplo, hay un montón de manuales de cómo hacía sus películas técnicamente hablando. De Spielberg también y Tarantino en algunas entrevistas, Medem algo y De la Iglesia también ha tocado el tema. Fuguet una vez lo intentó.

Pero del resto nadie aborda el tema para el más artesanal de los oficios artísticos: su majestad el cine ( bueno, hoy video).


Conferencia Taxonomedia from leon mejia on Vimeo.

lunes, 5 de octubre de 2015

Estoy hablando de escribir mentiras


La cosa está buena para el próximo puente en Guatapé. Estaremos compartiendo pantalla con pesos pesados. Productos que han estado en la Berlinale, por ejemplo ( a nivel largometrajes). Con gente que ha decidido tomarse el cine en serio.





¿Cómo hemos logrado filtrar a ES DOMINGO en este festival? En honor a la verdad, el corto lo ha logrado a media máquina, con un borrador de película, siendo honestos. Las copias enviadas a festivales, han sido copias de copias de copias.

Esperamos que podamos depurar el material y pasar del boceto a un master más decente. Creemos que ES DOMINGO tendrá más fuerza de la que ya tiene.

Aquí unos bocados de la selección en la que nos hemos dado el honor de estar. Según leo, la proyección será en un barco, rodeados por el agua de una represa y por la oscuridad de la noche. No sé qué clase de imagen podrá ser ésa y qué clase de fiesta podrá derivar ver cine en un braco, pero a mí me luce muy potente el tema.

En tiempos de corrección política, ya sabemos a lo que vamos y a lo que nos enfrentamos. A la sensibilidad extrema por las historias de los vulnerables, las historias honestas que creen demasiado en el ser humano, porque Latinoamérica es la última esperanza que le queda a este mundo.

Nosotros, en cambio, vamos con otra propuesta. Ni siquiera tan honesta, ni tan optimista, aunque ES DOMINGO da la ilusión de ser la más sincera.

Para empezar yo, el escritor del guión, ni siquiera creo que un hombre necesite de una mujer para ser ordenado o para vivir dignamente, como está planteado en la película. Puedo caer en esa trampa en la esfera de la ficción, pero no en la vida real. Puede ser posible que las culturas machistas seamos un poco así. Pero no me creo al personaje, ése que escribí. Hace años que no me  creo nada de lo que escribo. Pienso que la gente que se cree lo que escribe se convierten en muy buenos redactores, periodistas quizás, pero muy malos escritores artísticamente hablando, y no estoy hablando de escribir fantasía: estoy hablando de escribir mentiras.

Tal vez por ello, siga sin entender esa preocupación del cine nuestro por lo real en el sentido más bajo del término. Pongo como ejemplo la película Tierra en la Lengua, de Rubén Mendoza, una película que vi hace poco, tal vez la última película de cine colombiano que vea este año. Uno la ve a Tierra en la Lengua y no entiende cómo el Estado se puede gastar la plata subvencionando este tipo de obras. Uno piensa que es un despilfarro del erario público sinceramente, plata que podría estar mejor invertida en mejorar las carreteras sin ir muy lejos.  No voy a explicarme. Solamente decir que los colombianos somos mejor y que el cine también sirve para mostrar lo posible.

Pero vuelvo la tema. ES DOMINGO es una historia farsante, pero juguetona. No dice la verdad, pero la gente se ríe. Se enamora y paradójicamente sale del teatro un poco más ilusionado con la vida. Con suerte, nos irán a medir en relación con nuestros competidores de acuerdo a ese rasero.

Aquí la programación del FESTIVAL DE CINE DE ORIENTE




Eskwe means hummingbird from Paola Ochoa on Vimeo.