viernes, 1 de enero de 2016

Algo pasa con el cine

Nunca me había sentido tan identificado en mi vida adulta con un personaje como el que interpreta DeNiro en esta película, acerca de todo lo que significa trabajar por un producto de entretenimiento cualquiera que sea, los sinsabores y sobre ser un incomprendido por las personas que te rodean.

 La película también trata sobre el carácter purificador que tiene el salvajismo detrás de cámaras, de cómo la persona, que se mete a producir, sólo tiene dos alternativas: o te vuelves un intolerante a los comentarios ajenos y terminas volándote la tapa de los sesos, ó te conviertes en un malabarista del mundo y sus crueldades aprendiendo a vivir así.

Este productor es un verdadero héroe, pues logra mantener los tensores de la personalidad hasta después de la mediana edad cuando el ser humano se ha convertido ya en un mar de susceptibilidades.

Cinco estrellas para la presa sangrante de la sensibilidad en boca del cocodrilo.




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